
No le creo a quienes se presentan como buenos. En cada Lorenzo hay una cuota de maldad, un tipo de maldad muy característica, que he visto en España, insidiosa, picante y gratuita. No me parece mal que exista, salvo que no debería ejercerse contra los chicos.
La ligan los chicos, pero el objeto preferido de esa maldad o malicia son los de afuera.
Cada uno de los parientes políticos, cada uno sin excepción, recibió un sobrenombre. Algunos son bestiales, como Mono Relojero o Matraca. Otros son más sutiles y corrosivos, y no me atrevo a ponerlos aquí para no alentar rupturas que no podrán arreglarse. Todos son de una perfidia sin límites.
Que los de afuera hayan sido el principal blanco no significa que fueran el único. También cayeron sobrenombres sobre los hijos de un Lorenzo y uno de afuera (especialmente cuando se parecía a su papá o mamá de afuera), y también sobre otros Lorenzo. La malicia no se detiene ante nada y es un vicio.
A mí me ha molestado mucho que me anduvieran diciendo San Martín y Merceditas. Me enfurecí, pero a la vez reconocí lo bien puesto que estaba ese sobrenombre.
La malicia Lorenzo es de alta calidad, lo prueba la precisión indiscutible de los sobrenombres y su formidable poder de síntesis. Hay que ser muy inteligente para lograr precisión absoluta y síntesis extrema.
Veamos el caso de San Martín y Merceditas: anda solo con la nena para todas partes. Le dieron el piante. Ahora lleva la nena para acá y para allá. En colectivo, sin auto. Sin ayuda. Era muy loco y orgulloso, exitoso e inteligente y ahí está, despachado por la fulana, que vaya a saber con quién anda, mientras él le hace de niñero.
Hay todo de verdad en ese sobrenombre. En esta foto estoy en el cementerio de la Chacarita el año pasado, el Día del Padre.
Con Merceditas.
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8 comentarios:
Veamos si esta es aceptada.
Parece que fué aceptada.
Me elegro que Gus este de vuelta en su Blog.
El poner sobrenombres parece ser un deporte argentino. Tal cual es un deporte poberle el pronombre a los nombres propios, digamos "La Juana" o el "Cacho". Tal vez lo filólogos tengan buena esplicación a tal uso. De cualquier manera, los Lorenzo Borellis pasaron sus peripecias en los años 30-40 y 50. Y antes de ellos Emilio Lorenzo Otero, el hijo major, la pasó bravo con su padre en la venida de España, los dos solos. Mi tio Emilio tenía una sonrisa muy cálida y el amaba a sus hijos muy profundamente.
Por favor, me perdonan los jóvenes por estas filosofias de viejo.
La beba (ex- esposa de Ricardo Lorenzo)está viendo este blog. Le dice a Gustavo que:
- Es una gran verdad la que ha dicho y que es tiempo que se diga la verdad. Que todos hemos sufridos la perfidia, la maldad y la burla constante por parte de los Lorenzos que no se detenían ante nada, sobre todo los inocentes. Al comentario de Nelson, que revea su oponión respecto del amor de Emilio Lorenzo a sus hijos. Si hubiera habido amor, no hubiera habido tanta locura, tanto dolor y tanta falta de autoestima.
En una de las pocas pero erriquecedoras charlas que tuve con Irma ella me contó que su infancia y su juventud fueron muy difíciles. Me enumeraba la cantidad de sueños que jamás se habían podido cumplir por la situación familiar en la que estaba involucrada.
Me contó que cuando trabajaba como mucama en el hospital su turno terminaba de noche y debía esperar el transporte que, en más de una vez se demoraba, por lo que ella llegaba cansada y muy tarde a la casa del puente. Allí la esperaba su padre Emilio y le soltaba un rosario de insultos, la menospreciaba, la maltrataba y le decía que era una "puta" "que quien sabía en donde se había quedado para llegar a esas horas a la casa".
Irma recordaba con dolor esas palabras y luego resignada me decía "así era papá".
Luego de ese comentario volvía a contarme su gusto por el canto y su alegría por mi participación en un coro, retomaba los comentarios de su viaje a EEUU en donde todo le era tan ageno pero tan interesante y tan disfrutable.
Irma tenía un espiritu aventurero pero la violencia y las demandas del entorno evidentemente sofocaron sus ganas.
La malicia, el menosprecio hacia otra-o, la agresividad en el lenguaje son conductas adquiridas en el entorno familiar.
Quien maltrata o abusa de otros más pequeños o distintos antes ha pasado por esa situación.
Por lo que deberíamos observar que este juego doloroso de la burla solo divierte al que goza con el sufrimiento ajeno y esto de algún lugar se aprendió.
Desde luego en las familias siempre se sacraliza a los adultos. Se los recuerda y venera como seres intachables y puede que así los hayan visto, pede que muchos integrantes de la familia borren los momentos feos y solo conserven aquello que duela menos.Pero no hay que olvidar una frase reveladora "por sus frutos los conocereis"
Nelson
¿será posible que nos cuentes, además de las preguntas que realizó Gus, cómo eran los y las hermanas Borelli?
Quisiera más detalles de Tía Palmira, de chica me asombraba el parecido que tenía con la abuela Luisa pero algo indómito había en ella que la diferenciaba de su hermana.
Gal
No te puedo decir mucho de la forma de ser de las hermanas/hermanos Borelli Orduna porque desde los 14 años estuve muy envuelto en mis estudios y luego carrera médica. Tengo esbozos generales de ellas generados por impresiones personales y de aquellas que mi madre me proveía. Si que Palmira tenía carácter pero hasta cierto punto. Tubo que aguantar a su madre, la abuela Rosa, quien era brava, especialmente en los últimos años de vida cuando siempre estaba en la cama. De Joaquina y Lucía se menos, eran más viejas ye hicieron rancho aparte. Ida, bonachona. Rosa, un tiro al aire. Manolo fue el más cuerdo a pesar de su bajo IQ: siempre tubo trabajo, no se metió en la política, no tubo líos con nadie (ni con la madre porque se hacía el burro), no se casó….Antonio, mi padre, bueno esa historia necesita mas tiempo para contarla. Luisa: se casó con Emilio, el mayor de los Lorenzo, el que vino de España con su padre, escapando de las miserias de Europa y Corujo, a buscar un mejor nido para su familia, con espíritu de aventura y libertad. Por supuesto que tanto Emilio como su padre eran humanos con faltas (si oyeses a mi madre contar historias de su padre si que te pondrías brava…) Emilio pasó las suyas y tenía cosas jodidas algunas de las cuales “heredó” de su padre (creo que no heredó las peores) y otras las arrastró de la cultura prevaleciente o del viento, lluvia, frío, hambre del campo salvaje. Sea como fuere, el Tío Emilio tenía una sonrisa cálida y tenía mucho amor para con los hijos, tanto come el amor que la Tía Luisa tenía para con los hijos, aunque diferente en estilo. Lo cierto es que las muchachas-achos Lorenzo Borelli salieron ciudadanos decentes, muy cariñosos y unidos, lo cual por lo menos en parte, se tiene que atribuir a ambos padres. (Lo anterior no niega el hecho que los Lorenzo Borelli, especialmente los descendientes de ellos son casi tan revirados como los Borelli Lorenzo y sus respectivos descendientes .
Un abrazo,
Cholo
Es verdad Nelson los dolores y la ignoracia han moldeado los cuerpos y el lenguaje de muchos de nuestros antepasados, no me toca a mi juzgarlos porque es un hecho que han sobrevivido a la violencia y al espanto. Mi tarea, en estas épocas, es no repetirlas y borrarlas no dejar que aniden en mi herencias nefastas.
Me pone muy brava la injusticia y las desigualdades pero imaginaras que soy militante feminista lo que me pone agudo el oído y filosa la palabra, es que la cultura se ha empeñado en normalizar la agresividad y el maltrato así como costumbres que borraron la felicidad del cuerpo de los inocentes.
Gracias por los retratos de las y los hermanos Borelli me hubiera gustado conocerlos más pero estoy conociendo a lo que va quedando de la tribu a través de este medio.
Un abrazo
Gal
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