
He aquí a mi hija Irina con peluca, junto a su amiga del alma Elena Makovsky, quien vive en Rosario. Irina tiene 11. Vive en una cueva de una luna de Júpiter, donde ve y le suceden cosas maravillosas pero tan lejanas y extrañas que no tiene palabras para recordarlas, de modo que nadie sabe de qué está hecho su mundo. Ni ella misma, cuando debe hablar en idioma humano.
Naturalmente, las matemáticas le cuestan.
1 comentario:
Que hermosa que está Irina!! me alegra que ella pueda tener su propio mundo porque este realmente apesta, ojalá lo conserve. Matemáticas es lo peor que hay... tiene razón en no entender.
Saludos linda foto!
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